OPORTUNIDADES Y AMENAZAS DE LA GLOBALIZACIÓN
Temas de Comercio Exterior
Martes, 22 de abril de 2008.
En condiciones apropiadas, este fenómeno ofrece posibilidades extraordinarias de progreso en términos de organización, eficacia, productividad, difusión de los conocimientos, mejora del nivel de vida y acercamiento entre los hombres. En suma, puede contribuir a que se produzca en un contexto mundial un crecimiento más fuerte, mejor equilibrado y más propicio para el desarrollo de los países pobres.
La globalización plantea la oportunidad de mejorar las condiciones de acceso a mercados que anteriormente se hallaban mas fragmentados. Los flujos de información, tecnología y capital de cartera han sido los que más han incrementado su movilidad y por consiguiente, constituyen los mercados que más han mejorado las condiciones de acceso para las economías más débiles.
La notable reducción de los costos del transporte y las comunicaciones ha facilitado la división del proceso productivo, permitiendo la participación de un mayor número de localizaciones geográficas según las ventajas que cada una aporta a la cadena de valor agregado. Este hecho ha ampliado las oportunidades para que economías individuales participen mas activamente de las redes internacionales de producción administradas por las grandes compañías multinacionales.
El proceso globalizador, también crea nuevas oportunidades en tanto incrementa la competencia, sienta las bases para el establecimiento de nuevas alianzas empresariales y sociales, y contribuye a la desarticulación de los oligopolios establecidos. Sin embargo, todo transcurre como si de alguna manera la globalización estuviera aun deshabitada, alcanzando al hombre, hasta en los lugares más incógnitos. La economía global destruye los lazos de solidaridad entre los ciudadanos, enriquece aun más a los mejores calificados a la vez que condena a los demás al empeoramiento de su nivel de vida, particularmente a quienes detentan un empleo de producción o de servicio de carácter personal, condenado a una mayor precariedad y a remuneraciones más débiles.
Este riesgo de marginamiento de los más pobres se ve aumentado por la radicalización del conflicto Norte-Sur, donde la explotación de las economías de los países pobres, permite el nivel de progreso de los países mas avanzados. Los niveles de interdependencia en América Latina son tan débiles que es imposible asegurar que la globalización es motivo de muchos de sus males. Lejos de justificar errores, debemos fortalecer nuestros vínculos con el exterior. El proceso globalizador es un fenómeno que traspasa fronteras y no se detiene. Si logramos diversificar nuestra economía y ampliar nuestras redes de interdependencia, lograremos que la región logre insertarse de una manera justa y necesaria en el actual concierto de naciones.
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En condiciones apropiadas, este fenómeno ofrece posibilidades extraordinarias de progreso en términos de organización, eficacia, productividad, difusión de los conocimientos, mejora del nivel de vida y acercamiento entre los hombres. En suma, puede contribuir a que se produzca en un contexto mundial un crecimiento más fuerte, mejor equilibrado y más propicio para el desarrollo de los países pobres.
La globalización plantea la oportunidad de mejorar las condiciones de acceso a mercados que anteriormente se hallaban mas fragmentados. Los flujos de información, tecnología y capital de cartera han sido los que más han incrementado su movilidad y por consiguiente, constituyen los mercados que más han mejorado las condiciones de acceso para las economías más débiles.
La notable reducción de los costos del transporte y las comunicaciones ha facilitado la división del proceso productivo, permitiendo la participación de un mayor número de localizaciones geográficas según las ventajas que cada una aporta a la cadena de valor agregado. Este hecho ha ampliado las oportunidades para que economías individuales participen mas activamente de las redes internacionales de producción administradas por las grandes compañías multinacionales.
El proceso globalizador, también crea nuevas oportunidades en tanto incrementa la competencia, sienta las bases para el establecimiento de nuevas alianzas empresariales y sociales, y contribuye a la desarticulación de los oligopolios establecidos. Sin embargo, todo transcurre como si de alguna manera la globalización estuviera aun deshabitada, alcanzando al hombre, hasta en los lugares más incógnitos. La economía global destruye los lazos de solidaridad entre los ciudadanos, enriquece aun más a los mejores calificados a la vez que condena a los demás al empeoramiento de su nivel de vida, particularmente a quienes detentan un empleo de producción o de servicio de carácter personal, condenado a una mayor precariedad y a remuneraciones más débiles.
Este riesgo de marginamiento de los más pobres se ve aumentado por la radicalización del conflicto Norte-Sur, donde la explotación de las economías de los países pobres, permite el nivel de progreso de los países mas avanzados. Los niveles de interdependencia en América Latina son tan débiles que es imposible asegurar que la globalización es motivo de muchos de sus males. Lejos de justificar errores, debemos fortalecer nuestros vínculos con el exterior. El proceso globalizador es un fenómeno que traspasa fronteras y no se detiene. Si logramos diversificar nuestra economía y ampliar nuestras redes de interdependencia, lograremos que la región logre insertarse de una manera justa y necesaria en el actual concierto de naciones.
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NOTA: Artículo publicado originalmente por Rosas González en julio del 2002 en el Correo del Caroní. Venezuela. (http://www.correodelcaroni.com/)
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