Temas de Liderazgo
Miercoles 30 de abril de 2008
Por Enrique Rosas González
Las Cumbres Internacionales para el Financiamiento y el Desarrollo que se celebran con cierta frecuencia en importantes ciudades del mundo tienen como objetivo canalizar de una manera efectiva la necesidad de formular, desarrollar e implementar políticas que permitan a atacar las grandes brechas existentes entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo. Muchos de estos problemas se manifiestan a través de la pobreza; el hambre; las desigualdades sociales; la miseria; la sobrepoblación; el resquebrajamiento de la sociedad familiar; la falta de una educación apropiada; la fragilidad en las democracias; el agotamiento y explotación de los recursos; el desequilibrio ecológico y la violación de los derechos humanos.
Al revisar los planteamientos expuestos por el Presidente de la Corte Internacional de Justicia, Dr. Mohammed Bedjaoui a través del libro “Diplomacia Preventiva: Deteniendo Guerras antes de que Comiencen”, publicado en el año 2000 por el Centro para la Cooperación Internacional y la Salud, encontramos que las causas que generan los conflictos son muy variadas y la posibilidad de prevenirlos se hace imperiosa.
Para el santo pontífice Juan Pablo II, el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, donde la pobreza no puede ser erradicada por medio de las armas. Por eso necesitamos concentrarnos en la cercana relación que existe entre el desarrollo y la paz. Según Lester B. Pearson antiguo Primer Ministro del Canadá y Premio Nobel de la Paz, no puede existir paz ni seguridad con tantas desigualdades. Para Robert McNamara, antiguo secretario de defensa durante la administración Kennedy y antiguo Presidente del Banco Mundial, el desinterés de las naciones desarrolladas hacia la brecha Norte-Sur, ha incrementado la inseguridad y la inestabilidad en las regiones.
La pobreza, el hambre, las desigualdades sociales, la sobrepoblación, el agotamiento y explotación de los recursos, el desequilibrio ecológico y la violación a los derechos humanos son algunos de los tantos motivos que generan la mayoría de los conflictos internacionales y la prevención de estos dependerán del financiamiento de programas que permitan incrementar los niveles de desarrollo de las naciones más pobres.
La paz significa ausencia directa de violencia (física, verbal y psicológica) entre individuos, grupos y gobiernos. Sin embargo, las implicaciones negativas de esta terminología ampliamente usada son antropológicas, puesto que las relaciones agresivas que mantenemos con nuestro entorno son producto del desequilibrio existencial con el medio ambiente. Pero al referirnos al término “paz positiva” estamos en la búsqueda de reinvertir este proceso e implementar políticas que permitan prevenir los conflictos, al hacer énfasis en procesos de desarrollos que ataquen las causas que generan los mismos.
Así pues, las Cumbres Internacionales para el Financiamiento y el Desarrollo buscan movilizar recursos con los que financiar el desarrollo de las naciones más pobres del mundo y la manera de garantizar el buen uso y la transparencia de esos fondos para así lograr una estabilidad más duradera en las distintas regiones del planeta.
Al revisar los planteamientos expuestos por el Presidente de la Corte Internacional de Justicia, Dr. Mohammed Bedjaoui a través del libro “Diplomacia Preventiva: Deteniendo Guerras antes de que Comiencen”, publicado en el año 2000 por el Centro para la Cooperación Internacional y la Salud, encontramos que las causas que generan los conflictos son muy variadas y la posibilidad de prevenirlos se hace imperiosa.
Para el santo pontífice Juan Pablo II, el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, donde la pobreza no puede ser erradicada por medio de las armas. Por eso necesitamos concentrarnos en la cercana relación que existe entre el desarrollo y la paz. Según Lester B. Pearson antiguo Primer Ministro del Canadá y Premio Nobel de la Paz, no puede existir paz ni seguridad con tantas desigualdades. Para Robert McNamara, antiguo secretario de defensa durante la administración Kennedy y antiguo Presidente del Banco Mundial, el desinterés de las naciones desarrolladas hacia la brecha Norte-Sur, ha incrementado la inseguridad y la inestabilidad en las regiones.
La pobreza, el hambre, las desigualdades sociales, la sobrepoblación, el agotamiento y explotación de los recursos, el desequilibrio ecológico y la violación a los derechos humanos son algunos de los tantos motivos que generan la mayoría de los conflictos internacionales y la prevención de estos dependerán del financiamiento de programas que permitan incrementar los niveles de desarrollo de las naciones más pobres.
La paz significa ausencia directa de violencia (física, verbal y psicológica) entre individuos, grupos y gobiernos. Sin embargo, las implicaciones negativas de esta terminología ampliamente usada son antropológicas, puesto que las relaciones agresivas que mantenemos con nuestro entorno son producto del desequilibrio existencial con el medio ambiente. Pero al referirnos al término “paz positiva” estamos en la búsqueda de reinvertir este proceso e implementar políticas que permitan prevenir los conflictos, al hacer énfasis en procesos de desarrollos que ataquen las causas que generan los mismos.
Así pues, las Cumbres Internacionales para el Financiamiento y el Desarrollo buscan movilizar recursos con los que financiar el desarrollo de las naciones más pobres del mundo y la manera de garantizar el buen uso y la transparencia de esos fondos para así lograr una estabilidad más duradera en las distintas regiones del planeta.
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