En el Estado Español es un auténtico fenómeno
social la aparición de una enorme variedad de empresas de recobro de impagos,
cuyo “modus operandi” es utilizar de cobradores disfrazados para
perseguir a los morosos. La táctica de estas agencias es que el deudor se
sienta avergonzado y pague. Este tipo de negocios aún existen porque España
continúa siendo el único Estado de la Unión Europea que no tiene regulada la
actividad del recobro extrajudicial de deudas.
En el resto de los estados europeos está
absolutamente prohibida la utilización de cobradores disfrazados, ya que se
considera una vulneración a los derechos fundamentales de los ciudadanos, y hay
leyes muy severas que prohíben las prácticas de recobro que supongan un acoso o
trato denigratorio a los deudores. En Francia este tipo de agencias de recobro
está totalmente prohibido, y para realizar la actividad de recuperación de
impagados, las empresas galas han de cumplir muchos requisitos, ya que la regulación
es muy estricta.
Los cobradores disfrazados que persiguen a los
morosos son indiscutiblemente "typical spanish" y basan su gestión en
la teoría de que el deudor recalcitrante teme a la difusión pública de su
condición de moroso, por lo que preferirá pagar antes de que su reputación
quede perjudicada irremediablemente. Hay que hacer notar, que existen tres
clases de cobradores disfrazados: primero, los que utilizan disfraces tétricos,
segundo, los que emplean atuendos que son una alegría para la vista
por su colorido o extravagancia, y tercero, los que utilizan ropajes
religiosos. Los cobradores disfrazados persiguen al moroso por las calles, lo
siguen al trabajo, a su casa, al club deportivo, etc. Los cobradores
disfrazados para desplazarse utilizan generalmente vehículos pintados de negro
o de color blanco, en los que han pintado los logotipos y marcas de la
compañía en letras muy grandes. El objetivo es estacionar estos
coches frente a la casa o la sede social del deudor y mediante megáfonos exigir
que pague la presunta deuda, de modo que todo el barrio se entera que allí vive
un supuesto moroso. Consiguientemente, el escarnio público es el principal
método usado por este tipo de agencias de cobro.
Los acreedores demandantes de los servicios de
recobro que utilizan cobradores disfrazados son aquellos empresarios que no han
conseguido que sus deudores les paguen y ante la situación crítica que ello
supone, están dispuestos a recurrir a cualquier método, con tal de poder
recuperar su dinero, o bien movidos por el espíritu de la venganza, quieren al
menos hacer pasar un mal rato al moroso.
La agencia del “Cobrador del Frac” fue la
primera en utilizar en el Estado Español a cobradores disfrazados para
perseguir a los morosos; aunque informaciones recogidas en Argentina apuntan
que la paternidad de la idea bien pudiera ser de una empresa de cobros de
Buenos Aires que en los años setenta contrató a universitarios a los que vistió
de chaqué y galera (sombrero de copa), les dio maletines de cuero de
color rojo brillante en los que se podía leer la leyenda “cobro de morosos” y
les mandó en coches antiguos a visitar a los morosos. A estos elegantes
cobradores se les llamó “los caballeros”, y su misión no era cobrar sino poner
en evidencia al deudor ante sus vecinos y estimularle a pagar la deuda. El lema
de la empresa de cobros era “de frac y de galera le cobramos a cualquiera”.
En España, la
gente asocia la imagen de un señor vestido de frac con sombrero de
copa y maletín negro, en el que se puede leer la
insignia de Cobro de Morosos en letras blancas, como el
tenaz cobrador que se dedica a perseguir al escurridizo deudor por todas
partes. Por este motivo, a nivel popular la imagen de una chistera se ha
convertido en el ícono del perseguidor de morosos. La marca y
logotipo del “Cobrador del Frac” se han convertido en el símbolo del cobro de
morosos, e incluso el logotipo se ha transformado en el pictograma que
representa la persecución a los deudores. Esta imagen del “Cobrador del Frac”
ha sido incluso utilizada por los medios de comunicación para representar a la
morosidad. Incluso se podría hacer una analogía entre el fenómeno que
representa el icono del “Cobrador del Frac” con la famosa figura del “Toro de
Osborne” en cuanto al carácter popular que ha alcanzado dicha imagen. Por lo
que el caso del “Cobrador del Frac” bien podría aparecer en los
manuales de marketing y publicidad debido al éxito que la marca registrada ha
conseguido.
El “Cobrador
del Frac” ha conseguido consolidar la notoriedad de su marca hasta el punto de
convertirla en un icono cultural. La utilización de esta figura se ha
convertido en una referencia tan popular que se puede encontrar en todas
partes; como la demuestra una consulta al buscador “Google” ya que
introduciendo las palabras: “Cobrador del Frac”, el buscador nos proporciona
miles de referencias directas. Así que, esta marca ha superado el ámbito del
recobro de morosos, para convertirse en un elemento típico de la cultura y
lengua españolas.
Pere Brachfield, director de Brachfield &
Morosólogos Asociados, BCN
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